domingo, 17 de abril de 2011

LA INQUIETUD DEL ROSAL


      "El rosal en su inquieto modo de florecer
va quemando la savia que alimenta su ser.
¡Fijaos en las rosas que caen del rosal:
Tantas son que la planta morirá de este mal!
El rosal no es adulto y su vida impaciente
se consume al dar flores precipitadamente."


Alfonsina Storni

sábado, 9 de abril de 2011

El Silencio

50 X 70 cm.


"¿Nunca habéis inquirido
Por qué, mundo tras mundo,
Por el cielo profundo
Van pasando sin ruido?

Ello, los que transpiran
Las cosas absolutas,
Por sus azules rutas
Siempre callados giran.

sólo el hombre, pequeño,
Cuyo humano latido
En la tierra, es un sueño,
¡Sólo el hombre hace ruido!"

Alfonsina Storni

sábado, 2 de abril de 2011

Flores como palabras...

27 x 34

27 x 34

27 x 34

Detalle

27 x 34

Detalle
                  
                          UNA PALABRA

"Cuando de repente en mitad de la vida llega una palabra
     jamás antes pronunciada,
una densa marea nos recoge en sus brazos y comienza
     el largo viaje entre la magia recién inicada,
que se levanta como un grito en un inmenso hangar
     abandonadodonde el musgo cobija las paredes,
entre el óxido de olvidadas criaturas que habitan un
     mundo en ruinas, una palabra basta,
una palabra y se inicia la danza pausada que nos lleva
     por entre un espeso polvo de ciudades,
hasta los vitrales de una oscura casa de salud, a patios
     donde florece el hollin y anidan densas sombras,
húmedas sombras, que dan vida a cansdas mujeres.
Ninguna verdad reside en estos rincones y, sin embargo,
     allí sorprende el mudo pavor
que llena la vida con su aliento de vinagre - rancio rancio
     vingre que corre por la mojada despensa de una hu-
     milde casa de placer.
Y tampoco es esto todo.
Hay también las conquistas de calurosas regiones, don-
     de los insectos vigilan la copulación de los guardianes
     del sembrado
que pierden la voz entre los cañaduzales sin límite sur-
     cados por rápidas acequias
y opacos reptiles de blanca y rica piel.
¡Oh el desvelo de los vigilantes que golpean sin descanso
     sonoras latas de petróleo
para espantar los acuciados insectos que envía la noche
     como una promesa de vigilia!
Camino del mar pronto se olvidan estas cosas.
Y si una mujer espera con sus blancos y espesos mus-
     los abiertos como ramas de un florido písamo
     centenario,
entonces el poema llega a su fin, no tiene ya sentido su
     monótono treno
de fuente turbia y siempre renovada por el cansado cuerpo
     de viciosos gimnastas."

Sólo una palabra.
Una palabra y se inicia la danza
de una fértil miseria.

De los Elementos del Desastre de Alvaro Mutis